Yáñez, El Sueño de Ciriaco

Es aquí donde surge la pregunta ¿Por qué se enamora Ciriaco de Calatayud? ¿Por qué elige estas tierras y estas gentes para plasmar todo lo que ha aprendido en otras tierras y otras compañías? Se lo hemos preguntado y esto es lo que nos ha respondido


Veréis, ¿porque elijo esta tierra? Porque me enamoro de esta tierra de Calatayud, y la elijo para crear los nuevos vinos Yáñez, porque después de ver muchos países, beber muchos vinos, conocer muchas gentes maravillosas; de aprender, de preguntar a los demás y de preguntarme a mismo, aquí me sorprende el tacto del suelo, el color del cielo, el olor del aire, y el sonido del viento. Todo eso hace que me apetezca hacer cosas diferentes a las que he hecho en los últimos veinte años, cuatro lustros, dos décadas, mucho tiempo.

Ahora ansío conocer cada cepa,cada cepa de cada parcela, de cada alto, de cada terraza, de cada vino que llegará a sus manos por primera vez con el nombre YÁÑEZ escrito en la etiqueta. Muchas ilusiones y proyectos confluyen aquí y ahora; en estas terrazas maravillosas, en estos barrancos, en estas tierras sufrientes y en estas vides supervivientes.

En este rincón del mundo he tenido la fortuna de encontrar grandes personas como Carmelo Lozano y Clemente Lorcas, y José María responsables de bodegas y viñedos del Jalón. Dos mil quinientas hectáreas de viñedos magníficos para seleccionar; aquí, en estas laderas , en estas lomas, hay variedades mejorantes y ,más importante aún: terrazas pizarrosas donde viven maravillosas garnachas viejísimas, tres magnificas bodegas donde hay muchas esperanzas depositadas, medios técnicos y mucha ilusión. Mucha ilusión, entusiasmo y buenas personas solo pueden dar un resultado: un gran vino. Me gustaría invitaros a ver, conocer y disfrutar de estos vinos ,de estas tierras y apreciar a estas gentes de las comarcas de Calatayud, como Carmelo o Clemente. Me gustaría contaros que he conseguido seleccionar las mejores parcelas, que he trabajado con José María para que las mejores laderas sean cultivadas con todo el amor y el rigor, para que los viticultores que trabajen con nosotros vean repercutido este esfuerzo en el valor de sus tierras, en un mayor rendimiento de su trabajo, hacer mejores vinos para poder pagarles más por sus uvas. También para que todos nos podamos sentir orgullosos de los vinos que soñamos en estas tierras y que son expresión de una tierra, de un terruño, de un carácter. Tradición e innovación, ideas y realidades, ilusión y esfuerzo. Todo esto que os cuento nace ahora y se desarrollará, si Dios quiere, con todo nuestro entusiasmo y amor en los próximos años. Nos vemos delante de un gran vino, un vino con alma.

Ciriaco Yáñez